Manolo Preciado, de 54 años, se encontraba en una localidad costera muy próxima a Valencia a la espera de la rueda de prensa de mañana para ser presentado como nuevo entrenador del Submarino Amarillo cuando sufrió un ataque al corazón. Preciado ya llevaba unos días padeciendo de un virus, pero el fatídico final no se podía esperar. Antes de que sus restos se trasladen a Santander, el cuerpo permanecerá en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, donde se tiene previsto realizarle la autopsia.
Así es la vida. Ella no le ha tratado muy bien, ya que poco a poco ha ido alejando de su lado a sus seres más queridos: en el 2002 perdió a su mujer, Puri, después de una larga lucha contra el cáncer de piel; en el 2004 su hijo menor de tan solo 15 años falleció en un accidente de moto; y en el 2011 perdió a su padre, que también murió en un accidente de tráfico. Él mismo en diversas situaciones declaró que su vida había sido muy dura, pero que no se daba por vencido y que quería seguir adelante.
Se pierde a un grande. Quizá no era el mejor, quizá su vida no era modélica, pero sí un buen ejemplo de superación. Hoy el mundo del deporte en general y del fútbol en particular está de luto. Descanse en paz Manuel Preciado.
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